No cabe duda de que nuestro mundo esta indeleblemente marcado por la pandemia, por la esclavitud digital, por la consciencia sobre la vulnerabilidad del género humano y, por la incertidumbre sobre el presente y el miedo ante el porvenir. Sin embargo, esta disruptiva pausa en el acontecer de la humanidad legitimó con creces el papel y el valor de la cultura y su beneficio público.