La evolución que ha sufrido la relación del museo con sus públicos deriva no sólo de la manera de concebirlos, sino también de la forma en la que se entiende esta relación. Desde hace cerca de dos décadas, muchos museos empezaron a cambiar sus modelos, transformándose de un espacio para la enseñanza, para convertirse en agentes de aprendizaje y de cambio social.